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31 Luego dijo:

— ¡Que Dios me castigue, si Eliseo, el hijo de Safat, salva hoy su cabeza!

32 Eliseo estaba en su casa sentado con los ancianos, cuando el rey le envió a uno de sus asistentes. Pero antes de que llegase el mensajero, Eliseo dijo a los ancianos:

— Ya verán cómo ese asesino manda a alguien a cortarme la cabeza. Estén atentos y cuando el mensajero llegue, atranquen la puerta y no lo dejen pasar, pues tras él se oyen los pasos de su amo.

33 Todavía estaba hablando con ellos, cuando el mensajero llegó hasta él y le dijo:

— Esta desgracia viene del Señor. ¿Qué puedo ya esperar de él?

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